Wednesday, October 10, 2007

En el Edén

Cargado de olores grises y desnudeses profanas, el día era cálido en el edén.

Titilaba bajo la lluvia que caía en mi piel. Culebreaba ente violetas y sonreía al observarlos: se perdían entre miradas atrevidas mientras saboreaban..., después el horror se adueñó de sus pupilas. Su malsana desnudes florecía, -el destierro se hacia inminente-.

Se lamentaban desolados, la culpa los embargaba -sus cuerpos ardían en ansias-Rogaban que el sermón acabase: ansiaban perderse en la maleza matando así el fuego de su piel.

El trabajo estaba echo.

1 comment:

Gustavo Tisocco said...

Lidia un placer enorme leer este texto que ayuda a crecer.
Un abrazo gus.